El manual del huerto urbano es una guía práctica para cultivar hortalizas en mesas de cultivo o cualquier otro tipo de recipiente. Este es un manual muy básico, para aquellas personas que se inician en esta práctica por primera vez.
Para quien quiera profundizar más, existen numerosas publicaciones y páginas web, algunas de las cuales citamos en el último apartado de este manual.
El manual está planteado con el objetivo de contribuir a la sostenibilidad de las ciudades.
Así, proponemos una producción lo más ecológica posible, que no contamina ni degrada el medio ambiente, favorece el reciclaje de residuios orgánicos con abono y da prioridad a la calidad ante la cantidad.
Otra de las bases del manual es ofrecer una diversión útil y gratificante. Esto se consigue mejor produciendo para el autoconsumo con muchas verduras diferentes, en pocas cantidades y escalando las cosechas cuando se puede.
El resultado es una pequeña «selva» de verduras de diferentes tipos y diferentes tamaños, al revés de lo que estamos acostumbrados a ver en la agricultura industrial, que suelen ser grandes extensiones uniformes de una sola planta. Este planteamiento permitirá obtener rendimientos sorprendentes y muy gratificantes con pequeñas superficies cultivadas
El sustrato
El huerto urbano no tiene tierra, tiene sustrato. El sustrato es de origen 100% orgánico y contiene una mezcla de restos forestales y estiércol.
Estos restos han sido sometidos a un proceso de fermentación que es conocido como compostaje y el producto que obtenemos se llama compost.
La primera ventaja del compost o del sustrato orgánico es que tiene mucha más capacidad de almacenar agua y nutrientes que la tierra. Esto es fundamental ya que en nuestro huerto las plantas tendrán poca profundidad de sustrato para que las raíces busquen el alimento.
La otra diferencia importante es el peso. El sustrato orgánico pesa hasta tres veces menos que la tierra normal y, por lo tanto, carga mucho menos la mesa y la terraza.
No debemos poner nunca tierra en la mesa de cultivo ya que no está diseñada para soportar tanto peso.
Producir para el autoconsumo
Primero debemos tener en cuenta que queremos producir para el propio consumo.
Por lo tanto, si cada semana comemos una lechuga, cada semana debemos plantar una lechuga.
Si quisiéramos plantar muchas lechugas nos encontraríamos en el momento de la recolecta que no sabemos que hacer y se nos estropearían. A esto se le llama escalonar la producción.
En algunas plantas no es necesario escalonar la producción ya que se pueden hacer conservas o por qué ya producen escalonadamente, como por ejemplo la tomatera.
Duración del ciclo
La duración del ciclo es el tiempo desde que plantamos o sembramos hasta que podemos hacer la recolecta. El tiempo que damos es una orientación y puede variar según diferentes factores.
El primer factor es la variedad.
De una misma hortaliza podemos encontrar muchas variedades diferentes con ciclos más cortos o más largos.
Nosotros siempre aconsejamos las variedades de ciclos más cortos ya que para el reducido espacio de nuestro huerto será más divertido sembrar y recolectar rápidamente.
Otro factor importante es la temperatura. La misma planta crecerá y madurará mucho más rápido si hace calor que si hace frío. Además, la temperatura de las mesas de cultivo siempre variará más que la que tendrían en el suelo debido a la poca profundidad del sustrato.
Por lo tanto, en el verano las raíces tendrán más calor y en invierno más frío que si fuesen cultivadas en el suelo.
Esto hace que los ciclos de cultivo de las hortalizas sean un poco más cortos en época de buen tiempo y, al mismo tiempo las raíces son más sensibles a las heladas del invierno que no en el cultivo de tierra.
Para saber el momento de recolectar una verdura es necesario que aprendamos a observar la planta y reconocer su momento óptimo
El cultivo en sucesión
Otro concepto importante para conseguir el máximo rendimiento es la sucesión.
Por ejemplo sembramos una semilla de rábano y, al lado una planta de lechuga y una planta de tomate. El rábano crece rápidamente y se coge en 30 días.
Después de coger el rábano, la lechuga empieza el máximo desarrollo y lo cogemos después de 60 días, justo cuando la tomatera empieza hacer fruto y sombra.
Así pues, conseguiremos que los tres cultivos no se molesten entre ellos durante una parte importante del ciclo y aprovechamos al máximo la superficie. Decimos que se van sucediendo.
Esto es uno de los trucos para conseguir el máximo rendimiento de poca superficie.
El cultivo en sucesión se puede considerar una variedad del policultivo. Para planificarlo debemos de tener en cuenta la tabla de compatibilidades entre cultivos