La agricultura es un conjunto de intervenciones humanas que modifican los ecosistemas, para maximizar la producción deseada y minimizar las pérdidas de energía a lo largo de las cadenas tróficas (Villalobos, 2008, p. 20-23).
Una de estas intervenciones lo constituye la nutrición del cultivo, ya que en ésta es necesario suplir las necesidades de nutrientes de los cultivos para asegurar que se tendrá una buena producción.
Tradicionalmente un programa de fertilización se realiza sobre la aplicación de una cantidad de fertilizante por unidades: de superficie, de cultivo o de producto cosechado. El criterio general para determinar esta cantidad de fertilizante a aplicar se obtiene a partir de las extracciones específicas para cada cultivo y calculadas a partir del nivel de producción esperado, tomando en cuenta la disponibilidad de nutrientes para las plantas (Hasing, 2002, p. 5-7).
La elaboración de un buen programa de fertilización debe ajustarse a las necesidades del cultivo con que se estará trabajando, seleccionar adecuadamente los fertilizantes, dosificarlos según las extracciones reales del cultivo, conociendo los rendimientos medios de varios años y los contenidos de nutrientes en el suelo y elegir bien las épocas de aplicación en cada caso (Cadahía, 2008, p. 70-71).
Fuentes de adquisición de nutrientes
Los conocimientos actuales acerca de las plantas permiten asegurar que en su totalidad (entre el 94 y el 99.5%) se compone tan sólo de tres elementos: carbono, hidrógeno y oxígeno. La mayor parte del carbono y el oxígeno lo obtienen directamente del aire por fotosíntesis, mientras que el hidrógeno lo obtienen, directa o indirectamente, del agua que se encuentra en el suelo.
Sin embargo, Las plantas no pueden vivir ni desarrollarse solamente sobre la base de aire y agua, sino que contienen y necesitan cierto número de elementos químicos que, por lo general, les son proporcionados a expensas de las sustancias minerales del suelo, absorbidas por medio del sistema radicular.
Aunque estos elementos constituyen sólo una pequeña porción del contenido mineral de la planta (del 0.6 al 6%), no por ello dejan de ser fundamentales. Es interesante señalar que estos elementos que las plantas obtienen del suelo son los que comúnmente limitan el desarrollo de los cultivos. Son 16 los elementos considerados esenciales para las plantas, estos son: carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, azufre, magnesio, hierro, boro, manganeso, cobre, zinc, molibdeno y cloro.
De estos elementos, los tres primeros son suministrados esencialmente por el agua y el aire, mientras que los 13 restantes son suministrados por el suelo (Fuentes, 1994).
Las sales minerales son las que proporcionan los elementos nutritivos que las plantas necesitan para su crecimiento y el desarrollo de su ciclo. Estas sales minerales se derivan de las rocas, las cuales, a través de diferentes procesos, se van degradando lentamente hasta convertirse en compuestos solubles asimilables por las plantas.
A continuación, se describen las formas más comunes en que se presentan los NUTRIENTES en el suelo:
Estructural
Es el que forma parte del material mineral (rocas, minerales primarios o secundarios) o de la estructura molecular del material orgánico no descompuesto. El nutriente en esta forma puede ser considerado no disponible para las plantas, porque en esta forma no puede ser absorbido por ellas y tampoco en el tiempo que necesitan las mismas para absolverlo.
Intercambiable
Es aquel que se encuentra adherido a las moléculas orgánicas del suelo o a las arcillas. Permanece en equilibrio con la solución del suelo, de manera muy dinámica. Generalmente estos son los nutrientes medidos por los métodos corrientes de laboratorio
En la solución
Es el que se encuentra disuelto en la solución del suelo, en equilibrio con la forma intercambiable. El mismo puede ser absorbido por las raíces
Fijado
Es aquel que ya estuvo soluble y disponible por algún tiempo y volvió a ser parte de la estructura de ciertos minerales arcillosos (principalmente óxidos de hierro y aluminio). Como tal, no está disponible para las plantas.
No debe ser confundido con la fijación de nitrógeno atmosférico por las leguminosas